sábado, 21 de agosto de 2010

Disfrazando una sonrisa

Disfrazando una sonrisa

Más allá de la sonrisa
debemos entender que no es aquella que se forma en el contorno de una boca, para mostrarla podríamos estar de espaldas y quien nos rodea sabría que estamos felices y por eso sonreímos.




Sabemos cuánto dura un año, un mes, un día, una hora y así sucesivamente pero nunca hemos aprendido a medir cuantas sonrisas exponemos en esos tiempos, hay personas que sin darse cuenta pueden pasar un día entero sin sonreír, aun cuando sabemos que es la salud de nuestra alma.

Existen infinidad de desavenencias en nuestras vidas pero ninguna debe ser tan grande como para privarnos de algo natural, muchas personas te envidian cuando eres capaz de sonreír a pesar de todo lo que gire en el entorno, muchos riquillos creen que la felicidad esta en lo material y aquel de su círculo que cuente con la mansión más grande será el que mayor sonrisas a tenido en su existir, tal vez aducen que papi y mami han pagado ya por su felicidad.



Detente y piensa un momento en cuantas personas aproximadamente vez en un día el numero es extenso y difícilmente sabrás una cifra exacta, ahora imagina en recordar cuántas de ellas sonreían, eso es un poco más difícil de recordar. Ahora trata de recordar cuantas sonreían con plenitud y cuantas solamente fruncieron sus labios en símbolo de respuesta tal vez a un saludo o que se yo.

Sabes muchos ni siquiera necesitan de salir de casa para demostrar su infelicidad, al amanecer brincan de su cama y en su mayoría expresan una frase ilógica de vida, en lugar de estar agradecidos por abrir su alma al mundo un día más, algunos tal vez se preguntaran porque no sus ojos y es que acaso el ciego necesita de ver para sentirse dichoso de existir, no lo creo, sin embargo disfrutan mas ese amanecer que aquel que puede diferenciar cada cosa y cada color menos su vida gris.
Ahora puedes imaginar el trabajo que conlleva todo esto, el tener que reflejar estar alegre y feliz de la vida sin tener el mas mínimo concepto de ello, teniendo que disfrazar una sonrisa.



Recuerda cuando eras niño y cualquier cosa que observabas o escuchabas te provocaba una carcajada y sin poder evitarla muchas veces te tiraste al suelo disfrutando cada milésima de segundo esa felicidad natural. Ahora recuerda cuando ya creciste ya te daba pena reír porque posiblemente estabas en esa etapa donde cambias tus dientes de leche y muchas marionetitas se burlaban de vos, porque marionetitas , simple, porque somos siempre alados por los grandes es así como nos hacen llamarlos de los cuales dependen nuestras sonrisas desde pequeños.



Imagino que enfocaste bien la edad anterior, crezcamos un poco mas y veras que ya las tareas y tus capataces padres te disminuyen el tiempo y pasaras muchos días sin recordar que puedes sonreír, aquí inicia la frialdad de una persona o también el otro extremo socialista que muchos confunden con exteriorizar felicidad y es el que otros aprovecharan para seguir burlándose de ti en su mayoría sin límites.
Y sí, puede que trates de defender esta acotación pero dime si por tantos temores y penas formadas por todos los que te rodearon en el caminar de tu vida no has crecido con frenos y con dudas creyendo que hay que pagar para sonreír, que hay que tener permiso para sonreír, que las cosas materiales son las que te permiten sonreír porque tus propios padres te callaban cuando jugabas a algo imaginario, que se yo tal vez a ser un payasito en un circo y reías sin parar con tus amiguitos igual imaginarios que solían reír mas que tu, cuando mas reías a ellos envidiosamente les molestaba tu libertad y te callaban a veces con un grito o pero aun con un golpe, que mas allá de un moretón, marcaba tu vida lentamente.



Dicen por allí que no existen libros para educar a los nuevos seres humanos, pero si existen experiencia de vida o crees que el que tengamos la dicha de relacionarnos diariamente con muchas personas es una casualidad y nada más, no finjas nada se natural aprovecha cada dicha y pregunta como ha sido su vida que tan valiosa es, y no confundas la pregunta tratado de ver si es de tu misma condición económica o cuanto estudio tiene, finalmente eso no vale nada con tener dinero lo único que aprendes es a tener envidia y segas tu vida creyendo ser feliz,



recuerda por un instante cuantos casos de vidas conoces que las personas eran millonarias pero a su funeral solamente asistieron sus hijos y no por que estén enterrando a su ser querido sino porque sabían que al morir había una herencia que compartir claro material como siempre pero esa es la única herencia que actualmente todos los seres humanos pretendemos día a día y nos olvidamos que hay que sonreír que la felicidad no está en un viaje al lugar más famoso de este mundo, sino puede que esté en el cuarto obscuro que visitamos muy pocas horas del día y se llama hogar, es allí donde encontraremos la respuesta a todos nuestros temores y dudas, cuando somos hijos nos alegraría ver a nuestros padres y no correr a escondernos porque ya llegaron los grandes de casa, y cuando somos padres añorar la hora de ver a nuestras pequeños motores de vida los cuales nos harán recordar que al siguiente día ellos estarán allí para brindarnos más felicidad y que pese a todo ellos siempre estarán sonriendo recordándonos que un día fuimos niños y que es necesario de ser posible tirarnos al suelo con ellos y carcajearnos de la vida porque estamos más vivos que nunca.


Saca el niño que llevas dentro pero no lo regañes ni lo cohíbas, así serás feliz.

Cristhian García